SABÍAS QUE ? Ocupación campesina de tierras de labranza en Badajoz (1936)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. Tirso de Molina escribió más de cuatrocientas obras dramáticas.

2. Gabriel Téllez pasó más de la mitad de su vida viajando y residió —de forma más o menos estable— en unas veinte localidades.

 

25 de marzo

 

En la madrugada del 25 de marzo de 1936, unos sesenta mil campesinos pacenses sin propiedad ocuparon pacíficamente más de tres mil fincas repartidas por toda la provincia. Este hecho sin precedentes y que jamás ha sido superado fue organizado y alentado por los dirigentes de los consejos provinciales del Secretariado de la Federación Española de Trabajadores de la Tierra (FETT), perteneciente a la Unión General de Trabajadores (UGT), y puesto en práctica por los centros obreros de cada municipio.

Un mes después de las elecciones generales del 16 de febrero de 1936, en las que el Frente Popular había obtenido una clara victoria moral, los trabajadores del campo de Badajoz, hartos de que la famosa Ley de Reforma Agraria de la República no terminara de consagrar, tras cinco años de promesas, sus principios fundamentales a través de hechos, decidieron movilizarse para «mitigar la dureza imperante en las relaciones sociales de nuestro campo y hacer frente de forma taxativa a los continuos incumplimientos de la legislación laboral por una gran parte de los terratenientes». Estos, determinados a obstaculizar las reformas que a duras penas el régimen republicano iba aprobando desde 1932, no dudaron en sabotearlo desde sus inicios con actitudes desafiantes y frases como «¡comed República!» con que se empleaban para dirigirse a los campesinos desesperados que les demandaban trabajo en las plazas de sus pueblos. Los campesinos, por su lado, quizá se precipitaron y decidieron acelerar la puesta en vigor de la famosa ley agraria.

Las pacíficas ocupaciones de fincas de marzo de 1936, sin embargo, tuvieron sus consecuencias negativas, ya durante la recién comenzada Guerra Civil, cuando el paso de la denominada columna de la muerte asoló las tierras pacenses. Como han afirmado algunos historiadores, es posible que existiera una relación causa-efecto entre la participación activa en estas ocupaciones y la posterior represión, escondida bajo una acción bélica, de los días 14 y 15 de agosto —fusilamientos masivos y acribillamiento de la población civil—. Miles de esos campesinos desheredados que se rebelaron contra las injusticias seculares hubieron de pagar un alto precio por ello. En efecto, muchos lo hicieron con su vida; otros, con el exilio. Al fin y al cabo, según se desprende de las consecuencias de la Guerra Civil, los favorables a la restauración monárquica lucharon en cierto modo para que todo volviera al cauce anterior a 1931 y, subsidiariamente, para que los terratenientes conservaran las posesiones que harían mantener los estratos sociales del orbe agrario en su lugar, instaurado en tiempos inmemoriales.


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