SABÍAS QUE ? La Paz de Westfalia (1648)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. En 1931, el patrimonio personal de Alfonso XIII estaba valorado en algo más de noventa millones de euros de hoy.

 

15 de mayo

 

Durante el largo reinado de Felipe IV (1621-1665), la política exterior española recuperó su vocación imperialista, abandonada por diversas circunstancias durante gran parte del reinado (1598-1521) de su padre, Felipe III. Pero dicha vocación estuvo asentada probablemente más en posturas defensivas que en aspiraciones expansivas, sobre todo en los dos flancos que la España del siglo XVII exponía a Europa: el colonial, como imperio ya en decadencia, y el religioso, como único adalid del integrismo católico.

Durante el primer cuarto del siglo XVII, España era todavía una potencia en Europa, ya que poseía dominios fuera de la Península, en los Países Bajos y en Italia, que para comunicarlos entre sí debía atravesar ciertos territorios bien protegidos por otras potencias incipientes, como la francesa. En 1620, hubo diversas campañas españolas para hacerse con determinados puertos de montaña y rutas, lo que propició que, al año siguiente, el conde-duque de Olivares aconsejase a Felipe IV emprender una «ofensiva defensiva» de la religión católica, argumento que el resto de potencias europeas interpretaron como velo para ocultar su pretensión imperialista.

La Guerra de los Treinta Años (1618-1648), librada principalmente por motivos religiosos (católicos y protestantes) en el seno del Sacro Imperio Romano Germánico y extendida al resto de potencias europeas, incluida España, y la de la llamada de Ochenta Años (1568-1548), entre la metrópoli española y las Provincias Unidas de los Países Bajos, comenzarían a dar fin con el primero de los dos tratados que forman la Paz de Westfalia, el de Münster del 30 de enero de 1648 (extendido al resto de contendientes el 24 de octubre del mismo año), que España firmó con los Países Bajos. El imperio español había dado ya numerosas muestras de agotamiento con la pérdida de posiciones estratégicas y del apoyo del emperador Fernando III, que en 1644 comenzó las negociaciones de paz con Francia, por un lado, y con las Provincias Unidas, por otro, en clara muestra de que el imperio no podía mantener dos frentes abiertos.

El 15 de mayo de 1648 se firmó en Osnabrück el otro tratado de la Paz de Westfalia, por la cual el imperio austriaco ponía fin a la guerra con todos sus enemigos y, como se ha dicho, dejaba en franca soledad el trono de España, que reconocía la independencia de las Provincias Unidas de los Países Bajos y perdía toda vía de comunicación entre la Península y sus dominios en Italia. A partir de entonces, obligada a luchas por su propia supervivencia, España se las tendría que ver a solas con Francia.

Pero, para Europa, ambos tratados significaron el punto de partida de un nuevo orden con el que concluía la hegemonía de los Habsburgo —fracaso que se trasladaría a España tras la muerte de Carlos II, último Austria en España, con la venida del nuevo siglo y del duque de Anjou, esto es, Felipe de Borbón, y la consiguiente Guerra de Sucesión—, se dibujaba ya la idea del Estado como nación con fronteras definidas y se consagraba el pluralismo religioso. España, que no había salido nada bien parada tras las dos guerras, todavía daría varios coletazos —gracias a las maniobras militares del archiduque Leopoldo y Juan José de Austria— en defensa de sus dominios en Nápoles, Flandes, Milán y, el más importante, Cataluña.


Понравилась статья? Добавь ее в закладку (CTRL+D) и не забудь поделиться с друзьями:  



double arrow
Сейчас читают про: