SABÍAS QUE ? Batalla de las Navas de Tolosa (1212)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. Calcular las cifras de los procesados y ejecutados por la Santa Inquisición es tarea casi imposible: desde el 10 % de enviados a la hoguera entre los encausados antes de 1490, pasando por el periodo más activo, entre 1490 y 1560, hasta su definitiva abolición, se podría establecer un promedio en torno al 2-3 % de ejecutados entre los 150.000-200.000 procesados.

2. En Valencia hay una plaza en memoria del Mestre Ripoll, último ejecutado por la Inquisición.

 

16 de julio

 

 Batalla de las Navas de Tolosa (1212)

De especial trascendencia para la historia de España fue un hecho, ocurrido a comienzos del siglo XIII, que se enmarca en el periodo denominado «Reconquista cristiana» sobre el poder musulmán. El 16 de julio de 1212, cerca de las Navas de Tolosa —entre la actual pedanía homónima de la localidad jiennense de La Carolina, no muy lejos de Bailén y muy cerca de Despeñaperros, y el municipio de Santa Elena— se produjo el encuentro militar entre las tropas de Alfonso VIII de Castilla y las almohades del califa Muhammad al-Nasir (más conocido por los cristianos como Miramamolín), que desde el norte de África controlaban las zonas de la meseta sur peninsular.

Ese día, el monarca castellano contó con la colaboración de los reyes Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón, así como de combatientes leoneses, portugueses y del sur de Francia, atraídos por la hábilmente proclamada cruzada hispánica —y por el posible botín derivado de ella— del papa Inocencio III.

Con las fuerzas cristianas en ligera inferioridad numérica —las distintas fuentes hablan de cifras muy dispares, pero podría valer una proporción de 25.000 contra 30.000—, la batalla, que se inició en la mañana del 16 de julio, parecía decantarse del lado musulmán. Pero un cambio de estrategia hacia mediodía, basado en proteger los flancos antes que cargar directamente, permitió a los cristianos mantener el equilibrio de las fuerzas centrales de ataque. Por la tarde, la inferioridad de posicionamiento musulmán motivó la desbandada. Para asegurar la victoria, la caballería cristiana realizó una persecución de varios kilómetros para alejar al enemigo superviviente.

La batalla supuso un golpe decisivo para el imperio almohade, que habría de desintegrarse poco después, y facilitó la penetración cristiana en el valle del Guadalquivir, núcleo central de la dominación musulmana en la Península. A través de esta expansión, los reinos cristianos peninsulares realzaron su presencia económica en Europa. En efecto, portugueses, castellanos y leoneses —estos dos últimos se unificarían en 1230— llevaron sus fronteras hasta el Atlántico y el Mediterráneo, y con ello facilitaron la navegación a ambos lados del estrecho de Gibraltar, los intercambios comerciales entre las ciudades italianas y flamencas, y la llegada de nuevos comerciantes tanto desde oriente como desde el norte. Los aragoneses se expandieron hacia el sur (Valencia) y los catalanes cruzaron hasta las Baleares, desde donde adoptaron una posición ventajosa para comerciar directamente con las ciudades italianas. Por su parte, Navarra, que no pudo extender sus territorios ni por Castilla ni por Aragón, encontró un soplo de aire fresco por el lado francés.


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