SABÍAS QUE ? Proclamación de Alfonso XII como rey de España e inicio de la Restauración (1874)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. Autor también de una decena de obras de teatro, publicó en vida más de un centenar de libros.

2. Fallecido en Madrid en 1956, en pleno franquismo, Baroja fue en­terrado, por propia voluntad, como un ateo.

 

29 de diciembre

 

Cuando Isabel II abandonó España en septiembre de 1868, su hijo Alfonso, de diez años de edad, la acompañó al exilio. Apenas un año después, el duque de Sesto, mentor del príncipe destronado, comenzó desde Francia a preparar pacientemente la restauración borbónica. En junio de 1870, Isabel II hizo caso a los consejos del noble y abdicó la Corona en su hijo de doce años.

En España, mientras tanto, existía un acalorado debate a propósito de la monarquía. Casi nadie quería el regreso de los Borbones, pero al mismo tiempo se dudaba de que una república fuera la solución a los problemas del país. A comienzos de la década de 1870, en pleno sexenio revolucionario, entró en acción uno de los pocos hombres capaces de entender las verdaderas necesidades de España, tal vez por su calidad de historiador. Antonio Cánovas del Castillo entendía que la estabilidad institucional pasaba por la Corona, pero tuvo que limitarse a observar el asesinato de Prim (diciembre de 1870), el advenimiento de su opción monárquica (enero de 1871), pero también su renuncia (febrero de 1873) y una República (hasta diciembre de 1874).

La mejor ocasión se presentó cuando, en otoño de 1874, el régimen republicano hacía aguas por todas partes. Cánovas y otros monárquicos, llamados entonces «alfonsinos», se presentaron en la Real Academia Militar de Sandhurst (Reino Unido), donde cursaba estudios militares Alfonso de Borbón. Los monárquicos advirtieron que contaban con los desencantados de la República y, naturalmente, con los nostálgicos de una monarquía conservadora, aunque era necesario obrar con cautela. También era importante que los militares se mantuvieran sometidos a las decisiones del poder civil. Con estas premisas, Cánovas redactó el Manifiesto de Sandhurst, firmado por el príncipe el 1 de diciembre, que presentaba a don Alfonso como el líder de una monarquía constitucional, democrática y liberal, moderada, equilibrada y alejada de radicalismos y extremos.

Antes de que acabara el año, el 29 de diciembre, un grupo de militares liderados por el general Arsenio Martínez Campos se pronunció en Sagunto (Valencia). La rebelión se extendió como la pólvora y la Capitanía General de Madrid, bajo el mando de Fernando Primo de Rivera —en 1897 fue enviado a Filipinas para sofocar la rebelión local—, asumió también el pronunciamiento. Francisco Serrano, que entonces era el verdadero mandatario (aunque había cedido la Presidencia a Juan de Zavala), traspasó todos los poderes al general Primo de Rivera, y este, a su vez, a un civil, el único hombre capaz de llevar a cabo la Restauración, Antonio Cánovas del Castillo, quien formaría, a petición del príncipe, un nuevo Gobierno. Aquel día, Alfonso de Borbón se encontraba en París cuando se enteró de los acontecimientos de Sagunto. De inmediato se puso en marcha hacia Marsella, desde donde embarcó en dirección a su país, que volvió a pisar a los pocos días ya como rey de España.


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