Preguntas. 1. ¿Dónde estaba Tobías?

1. ¿Dónde estaba Tobías?

2. ¿Con quién viajaba?

3. ¿Con qué se extasiaban los compañeros de viaje?

4. ¿Qué hacían mientras tanto?

5. ¿Tomaba Tobías alguna foto del paisaje?

6. ¿Qué le preguntaron los otros turistas?

7. ¿Cómo era la cámara que él tenía?

8. ¿Había alguna cámara mejor que la suya?

9. ¿Por qué le dijo Severiana que era un mentiroso?

10. ¿Cómo le demostró Tobías a su mujer que tenía esa cámara tan maravillosa?

Temas para debate

-Las increíbles capacidades del cuerpo humano

СРС

Leer el cuento y traducirlo al ruso.

СРСП

Estudiar el cuento para su posterior relato.

Глоссарий

ofensa обида ыза
siempre всегда ылғи
acuerdo согласие ынтымақ
felicidad счастье ырыс
calentarse нагреться ысу
huella след із

Библиография

Nuevas Narraciones Españolas. Juan de Dios Luque Durán. Lucía Luque Nadal. Nivel III. Página 35. Sociedad General Española de Librería, S.A. Primera edición 2001.

LA CASTAÑERA

Las castañas son los frutos del castaño. En muchos lugares de España existen grandes bosques de castaños.

En el pueblo de Tobías, al llegar el otoño, se vendían castañas asadas en el puesto que una castañera tenía en la plaza mayor. La castañera era una mujer anciana, amable y de buen corazón. Mucha gente le compraba un paquete de castañas asadas que, además de estar muy buenas, calentaban las manos en las frías tardes. Sin embargo, había algunos que abusaban de su buen corazón y le decían:

-Abuela, deme cien pesetas de castañas, que ya se las pagaré mañana porque no llevo dinero suelto.

Claro está que los gorrones nunca se acordaban de pagarle al día siguiente. Una vez uno de ellos decidió darle un sablazo a la pobre castañera y, acercándose, le dijo con su mejor sonrisa:

-Señora, usted es la única persona que me puede ayudar. Tengo que ir urgentemente a la estación a recoger a mi madre y necesito 2000 pesetas para el taxi. Estoy seguro de que usted, que es tan buena, no se negará a prestármelas.

La castañera miró al joven con sus ojos bondadosos y le dijo amablemente:

-¡Ah, hijo, en qué compromiso me pones! Ya quisiera yo prestarte las 2000 pesetas, pero no puedo hacerlo porque tengo un acuerdo con el Banco de España y, según este acuerdo, ni ellos pueden vender castañas ni yo puedo prestar dinero.


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