SABÍAS QUE ? Fundación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1752)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. Las Cortes rechazaron el Tratado, pero una cláusula constitucional habilitaba a la reina regente María Cristina a ratificarlo por su cuenta, como así hizo.

2. España vendió a Alemania dos archipiélagos de cientos de islas por un valor que equivaldría a unos ochocientos millones de euros actuales.

 

12 de abril

 

 Fundación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1752)

A la primitiva propuesta del pintor Antonio Meléndez ante Felipe V de crear una academia real de diseño, pintura, escultura y arquitectura, que no prosperó, le sucedió otra quince años después, en 1741, que el monarca sí aprobó. El director del taller de escultura del Palacio Real, el italiano Domenico Oliveri, puso en marcha su proyecto privado, que Fernando VI quiso elevarlo unos años más tarde a institución real. Así se hizo entre 1751 y 1752, pero el gobierno de la institución no satisfizo del todo al nuevo rey, Felipe VI, por lo que ordenó la elaboración de unos estatutos nuevos para la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Dejemos que sea el propio Fernando VI quien resuma el proceso de los trabajos preparatorios para la creación de una institución real que formase a futuros artistas y velase por los intereses de las artes plásticas en España, que viene descrito en el Preámbulo de los Estatutos de la Real Academia de San Fernando, impresos por primera vez en 1757:

Por cuanto el Rey mi Señor y Padre […] determinó fundar y dotar para las Tres Nobles Artes una nueva Real Academia. Y para que en su formación se procediese con acierto aprobó en trece de julio de mil setecientos cuarenta y cuatro un proyecto de Estudio público de ellas, bajo la dirección de una Junta que formó con el título de Preparatoria […] con el fin de que se reconociese en la práctica y experiencia de algunos años las reglas que convendría observar, sirviese la citada Junta como de ensayo, o modelo para el establecimiento de la futura Academia […], tuve a bien en doce de abril de mil setecientos cincuenta y dos elevarlos [estudios] al grado de Academia Real […] dando para su gobierno las Leyes que por entonces parecieron oportunas, hasta tanto que yo tuviese a bien dar y mandar publicar los formales Estatutos con que ha de gobernarse perpetuamente la Academia. Y habiéndome representado esta su estado, las experiencias adquiridas desde su erección […] me pidió le concediese los expresados formales Estatutos, y las Leyes para su gobierno y subsistencia […] he resuelto renovar la citada creación de la Academia de doce de abril de mil setecientos cincuenta y dos […] anulando […] los Estatutos firmados de mi Real mano […] y en cualesquiera otras Órdenes y Decretos todo aquello que directa, o indirectamente, se oponga a lo contenido en los presentes, por haber manifestado la experiencia no ser conveniente ni conforme a mis intenciones: siendo mi expresa voluntad que en todo y por todo se cumplan, guarden y ejecuten las Leyes y Estatutos siguientes […].

Fue tal el éxito de la Real Academia que en menos de dos décadas hubo de buscarse otro edificio que pudiera satisfacer las necesidades de los casi quinientos alumnos que la Real Casa de la Panadería a duras penas podía reunir. En 1773 se adquirió el edificio que hoy sigue siendo sede de la institución, el palacio de Goyeneche, en la calle de Alcalá (reformado por Juan de Villanueva dos años más tarde). La Academia tuvo entre sus docentes y directores en su primer medio siglo de existencia a arquitectos como Giovanni Batista Sacchetti, Ventura Rodríguez o Juan de Villanueva, a escultores como el propio Olivieri o a pintores como Francisco Bayeu, Mariano Salvador Maella o el mismísimo Goya.


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